EXTREMADURA

Pacto de supervivencia para Guardiola: cedió con Vox al temer que Génova la iba a apartar ya

Guardiola fue cambiando de postura sobre Vox según fue descubriendo que su futuro político dependía del pacto en Extremadura

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Pelayo Barro

La candidata del PP a la presidencia de Extremadura, María Guardiola, será finalmente presidenta. Y lo será gracias a su pacto con Vox, formación a la que tan sólo hace diez días cerró la puerta tras acusarles de homófobos, machistas y racistas. El camino hacia el pacto se empezó a allanar cuando en Génova, descontentos con esas declaraciones públicas que alejaban al PP de gobernar en Extremadura, empezó a ponerse en entredicho el futuro de Guardiola como líder regional. Y ella decidió firmarlo cuando constató que la dirección de su partido estaba dispuesta a apartarla ya, sin más dilaciones.

«Mi palabra no es tan importante como el futuro de los extremeños», defendió Guardiola cuando compareció este viernes junto al líder de Vox, Ángel Pelayo, para anunciar la consecución del acuerdo. Un acuerdo que, a nivel personal y político, para Guardiola ha sido un «pacto de supervivencia».

Según ha sabido OKDIARIO, la posición de Guardiola frente a Génova fue poco a poco deteriorándose desde el día en que certificó su veto personal a Vox. Y no sólo por la contundencia de las palabras con las que lo anunció, con duras acusaciones sobre la supuesta posición de los de Abascal frente a la inmigración, el colectivo LGTBI o la violencia machista, sino por su posterior gira mediática por radios y televisiones anunciando el veto y vinculándolo a su futuro político.

«Dimitiré»

Aquel mismo día, la agenda pública de Guardiola se cerró con una entrevista nocturna en la Cadena Ser. «No puedo gobernar con quien quiere tirar la Extremadura que no le gusta a la basura», insistió. «Me comprometo a no meter a Vox en el gobierno, ni después de las elecciones generales», volvió a repetir.

Al día siguiente, el miércoles 21, Guardiola avanzó un paso más en su posición. En una entrevista en Onda Cero con Carlos Alsina, la líder popular regional descartó «absolutamente» el Gobierno de coalición con Vox. «En el caso de que pasase, yo no lo haría», advirtió. Incluso, se comprometió a dimitir si eso ocurría. «¿Se quitaría usted de en medio?», le preguntaron, a lo que ella respondió: «Así es». Insistió en su posición en varias entrevistas televisadas más aquella mañana.

Enfado en Génova

Esa posición fue erosionando poco a poco la paciencia de Génova, al comprobar que sus palabras estaban provocando un profundo malestar en la Comunidad Valenciana, donde los de Carlos Mazón ya se había llegado a un pacto con Vox para hacerle presidente, y en Castilla y León, donde PP y Vox gobiernan en coalición desde hace un año.

Tampoco ayudó el aplauso generalizado por parte de la izquierda mediática y política a las palabras de Guardiola. Líderes del PSOE como Patxi López o Juan Lobato ensalzaron su gesto, y hasta en Podemos Extremadura lo celebraron y lo calificaron de «discurso épico», tal y como informó OKDIARIO.

Ese malestar interno sobre Guardiola quedó patente en su viaje a Madrid para acudir a la toma de posesión de Isabel Díaz Ayuso, donde la extremeña coincidió con la cúpula del partido. Para entonces, las voces Génova que planteaban apartarla si mantenía su veto a Vox -y, por tanto, daba el Gobierno extremeño al PSOE-eran cada vez más insistentes. El futuro de Guardiola pendía de un hilo.

En Vox

Que a Guardiola la cuestionaban incluso los suyos llegó a oídos de Vox. Según fuentes bien situadas en la formación de Abascal, los ecos del creciente malestar en Génova ya habían trascendido a finales de la pasada semana. Desde el partido se optó, por tanto, por mantenerse a la escucha y esperar acontecimientos. Que la posición de Guardiola cayese por su propio peso.

En Bambú, sede nacional de Vox, fruto del cabreo con las palabras de la popular extremeña, llegaron a plantear su propio veto: no la harían presidenta ni siquiera tras una repetición electoral por «faltar al respeto» a sus votantes. Pero tras comprobar que el veto de Guardiola no era compartido por Génova ni por muchas voces del PP extremeño, el cabreo en Bambú se fue enfriando.

Un audio

Clave en todo ello fue la salida precipitada del equipo de María Guardiola de su principal asesor, Santiago Martínez-Vares, tras desvelar OKDIARIO en exclusiva un audio en el que reconocía estar movido por el afán de venganza contra Santiago Abascal. «Mi obsesión es acabar con Vox», aseguraba en ese corte. El PP prescindió rápidamente de sus servicios, y apenas unas horas más tarde, Guardiola envió una carta a sus militantes en la que anunciaba que volvía a estar disponible para negociar con Vox.

Según ha podido conocer OKDIARIO, fue durante este proceso cuando Guardiola supo que Génova valoraba tomar una decisión drástica sobre su futuro si seguía siendo un obstáculo para alcanzar el Gobierno.

El temor a ser apartada fue el catalizador de un cambio de postura sobre el que la propia Guardiola reflexionó al anunciar finalmente el pacto con Vox con esa frase demoledora: «Mi palabra no es tan importante como el futuro de los extremeños».

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